.

[Antes de nada que sepáis que este trozo de lo que parece una historia no pertenece a ningún libro, ni a nada semejante. Es un trozo que me he inventado. :) espero que os guste]


 Gabriela se sienta después de un largo día de inquietud. Se quita los tacones y los arroja al suelo. Se queda quieta y se mira en el espejo. Ve su propio rostro, pero ya no distingue sentimientos; se ve, no se reconoce. Todo había cambiado desde que Leo murió. Y solo entonces, decide recordar abriendo el cajón y cogiendo una vieja foto. Y decide pensar en alto: ''Es increíble que esas cosas que piensas que solo les pasan a los demás, te cojan un día por despistado, y te ocurran a ti... ¿No crees, Leo? Es increíble, como la gente estamos acostumbrados que todo acaba como tiene que acabar. Pero a mi me ha bastado que te fueras, para abrir los ojos y ver, que la vida es injusta. Y yo puede que ahora, conozca un poco más de la vida; pero también tengo claro que la vida no me conoce, ni sabe que más puta que ella, lo puedo llegar a ser yo. Pero ya da igual. Sé que en esta batalla he perdido, pero no lo sé aceptar. De echo, puede que nunca lo acepte. Porque, ¿como olvidar tu mirada fija en la mía? ¿en quién invertiré ahora mis caricias? Y creo que ya he encontrado la respuesta a mis preguntas: ''Todo está echo para ser roto...'' Y se cae la lágrima.