''Mi estrella eres tú''

''Soy tontamente cabezota, torpe y mis demás defectos los tendrás que descubrir tú solo. Pero a pesar de todos ellos, voy a llenarte con millones de sonrisas. ¿Estás listo para entrar en mi mundo?'' 

Eso es lo que recuerdo haberle dicho, y después... después solo recuerdo un beso, unas fotografías y un café. Le comenté que me encantaba su sonrisa y el me comentó que le entusiasman mis ojos. Todo era extraño, el arte del extraño. Decían que el amor no se puede crear en un día y se equivocaban, tal vez no fuera amor y fuera simplemente una confusión de estas que te hacen dudar y al rato desapareces y te paras a pensar, ''¿en qué estaba pensando antes?'' pero podría asegurarte, incluso jurarte que se trataba de un sentimiento. Él se mostraba tan seguro de si mismo; vestía una camiseta básica blanca y un brillante pelo corto. Pero el secreto estaba en la mirada, su forma de mirar era diferente a todas las demás; como esas que pones cuando ves a un niño pequeño sonreír, miradas de felicidad. Pero felicidad en estado puro, de esas que te hacen vivir en un día lo que no vivirás en toda una vida. Era genial, casi perfecto la sensación de su dedo dibujando en mi espalda un corazón. Después... recuerdo que dimos un paseo en barco y allí nos paramos a hablar con una señora muy maja, la cuál me susurró una frase muy confusa que no pienso nombrar; pero su cara mostraba sinceridad. Después del paseo en barco recuerdo que nos sentamos en un banco y intercambiamos nuestras pulseras: la que él me dio tenía su nombre, la que yo le dí tenía mi nombre. ¿Un recuerdo? Algo más... Y empezábamos a hablar de lo que nos gustaba y lo que queríamos ser de mayores, y me quedé con unas ganas tremendas de responder: ''el amor de tu vida''. Pero decidí callarme, y tal vez él también lo decidió. Solté tantas bobadas tras la tarde que no sé como no pudo extrañarse de que me estaba enamorando, tal y como yo extrañé que él se estaba enamorando. Justo una hora más tarde, se hizo de noche y, como los amores de las películas caminamos hacia la playa donde nos tumbamos a ver las estrellas. Entonces, nombró mi nombre y le respondí ''¿sí?'' y se tentó a contestar: ''mi estrella eres tú''.