Llueve.

Llueve, se esconde el fuego; adiós calor. Más la lluvia borrará las huellas, con ellas, arrastrado el amor. Sopla el viento, que desliza maravillas. Maravillas de otra, besos, ya de otra. Límites alterados, sentimientos manipulados por el propio corazón. Basta abrir los ojos, para ver que se acabó. Que se hace reina la tormenta, que la soledad ya se adueña del lugar. Y aún así, sigo pensando que lo maravilloso de haber formado parte de mi vida, nadie me lo puede arrebatar. Que tal vez los sueños, no fueron del todo un error, que los equivocados son los correspondidos; o tal vez no.
Y puede que al final, algo nos equivocáramos. 

Algún idiota lo decidió llamar amor..

Desde entonces solo recuerdo haberme dormido a la orilla de sus besos, tras el amanecer y arrodillada ante la vida. El frío era como fuego, que me quemaba lento...lento...lento... y yo me volvía débil. Débil ante los oscuros árboles y, la felicidad, que fuerte gritaba mi nombre. No puedo decir que no lo amé, si en realidad, despertarme y saber que estaba realmente enamorada, era como morir viviendo. Y me mataba la mirada que translucía de sus ojos, que reflejaban los míos llorar. Me comprendían. Sabían lo que quería, lo que llevaba buscando. No podía perder algo que había estado buscando toda mi vida, él. ¡Y podría decir que era la gloria humana! Sencillez de la naturaleza, fuego de agua, mar de vida. Tantas noches en sus brazos, tantos juegos y tanto fracaso; ¿dónde estás? No te veo ya. Y por un momento, la desilusión me dice que he dejado de volar. Caído bajo y fuerte. ¿Has olvidado que mi corazón estaba en tus manos? Y ahora a mil pasos de tus caricias... Se hace larga la distancia, y el día vuelve a ser día. Ahora. Cuando no estas. No puedo decir que algo me falte, porque no es que me falte ''algo'', es que no me falta nada, si es que nada es todo.

Ahora olvida mi nombre. Si es que ya no formo parte del olvido.

Derrepente, ya no es la tierra quien te sostiene..

+¿Sabes una cosa? Crecemos como niños, nos enseñan la gravedad, sabemos como nos sostenemos; el eje de la tierra, y todas esas cosas que nos cuentan que hacen que parezca que el mundo parezca increíble; entonces algo cambia tu vida, como una tormenta maravillosa que puede doler y puede hacer feliz. Llega el amor, y derrepente, ya no es la tierra quien te sostiene...

Duele saber.

Agua de amor, apague usted mis llamas como las lágrimas apagan la esperanza, como si la esperanza fuera fuego dormido, esparcido, que llega a los sentimientos. Sentimientos que recuerdan épocas de felicidad en tiempos de tristeza; no hay más dolor. Y en cuanto a la felicidad, se podría decir que es la realidad, pero cuando no paras a pensar en ella; y un minuto, paf. Te paras, te das cuenta de lo que dejas atrás y piensas. Piensas por que nunca le diste importancia a ese algo, y ahora, que temes que sea pasado... se convierte en tu presente pero sin ser jamás futuro; pero es parte de tu historia, y, aunque probablemente no vuelva, sabes que esta ahí (y duele saber que está ahí). 

Caeremos cuando llore el mar.

Nunca quisimos dar un valor fijo a las cosas, ni nos importó lo que hubiera sido. Creo que a veces me preguntaba si aún seguía en el aire, y si es que lo hacía, sabía que debía aterrizar. Abracé el cielo cuando me besabas, y le di importancia a lo que nunca debí dársela; como un simple ''buenas noches, mi amor'', ''¿dónde has estado toda mi vida?''. Caminé al borde del miedo y me sostenía; me sostenía frágil y débil, porque al fin y al cabo eso es lo que somos cuando estamos enamorados. Pero recuerdo que un día alguien dijo que todo tiene su fin. Y seremos, otra vez, dos  equivocados, dos desconocidos...

(Te regalo mi corazón,puedes romperlo, triturarlo... Pero tu estás dentro de el, si lo matas, mueres)

un amor al ''séver'' (un amor al revés)

Lo que yo quisiera es un amor al revés, uno que empezara mal y terminara bien. Uno que empezara con gritos, siguera con caricias y se agarrara con besos. Un amor totalmente del revés. Un amor como el nuestro.

donde quiera que esté